lunes, 29 de junio de 2009

Flor del níspero de invierno o europeo


En el extremo de la rama nacen unas flores grandes. Ahí se forma un solo fruto de 2 a 3 cms. de diámetro.


(Revista digital de la sierra de Baza)

viernes, 19 de junio de 2009

domingo, 14 de junio de 2009

FABRICANDO COMPOST

No sería mala idea de cara al curso que viene fabricar nuestro propio abono... veamos como podemos hacerlo.

Realmente, sólo se necesita un compostador, o bien un rincón alejado de la vivienda y de los vecinos, donde almacenar los desechos; no tiene por qué ser excesivamente grande, con un metro cuadrado de terreno es suficiente. Un aireador también vendrá bien para remover de vez en cuando la mezcla; tampoco está de más disponer de una biotrituradora para trocear los residuos más grandes y duros. Finalmente una criba permitirá conseguir un compost más fino y separar los materiales más gruesos como las ramas o las piñas.

Paso a paso

1. Hazte con un compostador: aunque puedas fabricar compost en una pila, como siempre se ha hecho, si usas un compostador podrás disponer de él mucho antes. Generalmente de plástico reciclable, no son más que contenedores (de 300 a 2000 litros de capacidad) para almacenar los desechos que se quieren convertir en humus. En ellos el compost está resguardado de las inclemencias del tiempo, no se reseca ni se humedece en exceso, y no exige ninguna atención especial.

2. Coloca el compostador en un lugar llano y en semisombra: la ubicación es clave para el correcto funcionamiento del compostador. Debe estar en un sitio llano, protegido del viento, y siempre en contacto directo con la tierra para que los microorganismos alcancen los residuos depositados en el interior y para que drene el agua sobrante. No debe recibir demasiado sol para evitar tener que regarlo a menudo.

3. Introduce los restos de poda, césped...Para conseguir un compost equilibrado y de calidad tienes que utilizar tanto restos húmedos (césped recién cortado, hojas verdes, plantas del huerto o del jardín, residuos de la cocina), como secos (hojas secas, serrín de madera natural, ramas de árboles trituradas, piñas). Lo mejor es incorporar 3 partes de restos húmedos por cada una de secos. Y recuerda que el proceso será más rápido si todos estos restos están troceados en pequeños fragmentos.

4. Mezcla todos los materiales: para que el compost se haga lo antes posible hay que mezclar todos los materiales que se van depositando. Colócalos en capas, alternando los residuos verdes y los secos, y con ayuda de un palo ve revolviéndolos. Esto no quiere decir que tengas que removerlo a diario, pero cada vez que añadas cantidades importantes de un mismo material. Si no, bastará con que lo hagas una vez a la semana. Deberás humedecerlo con moderación si la zona en la que vives es seca. Existen productos aceleradores naturales, especialmente útiles en invierno cuando las temperaturas son bajas.

5. En 4 ó 6 meses podrás utilizarlos. Según el tipo de materiales utilizados, el compost tardará más o menos tiempo en madurar. Hay restos que se deshacen en unos días; en cambio otros tardan meses. Para saber si el compost está maduro coge un puñado con las manos y comprueba que desprende un agradable olor a fertilidad y su color es negro o marrón oscuro y apenas mancha. Si estuviese excesivamente húmedo añade restos secos y déjalo unos días más.


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ECO-ABONADO DE UN JARDIN



Todas las plantas necesitan ser abonadas cuando la tierra en la que han sido plantadas no reúne todos los nutrientes necesarios. Vamos a ver que existen multitud de técnicas y tipos de abonos, desde los químicos industriales hasta los orgánicos y ecológicos. Estos últimos nos llaman la atención y trabajaremos sobre ellos.

Aunque seguramente el adjetivo ecológico ya te aporta una idea acerca de qué tipo de abonos estamos hablando, vale la pena comenzar definiendo el concepto. Con el fin de dar una definición amplia y sencilla, puedo decir que se llama abono ecológico a cualquier abono para plantas que se obtiene a través de plantas.

Entre sus muchas ventajas, destaco dos: son naturalmente “amigables” con el suelo, le protegen de procesos erosivos y mejoran notablemente su textura. Por otra parte, son ciento por ciento naturales, no alteran ningún tipo de proceso químico del suelo.

Se dividen básicamente en dos tipos: el compost y los abonos frescos (también llamados verdes). El compost surge de un proceso llamado compostaje, que sintéticamente - tal como puedes apreciar en la imagen- reaprovecha todo resto de plantas que puedas recoger en tu jardín.

Los abonos verdes, surgen de tres fuentes principales: los cereales, las leguminosas y las plantas crucíferas. En el caso de las leguminosas, su valor principal reside en su capacidad para almacenar nitrógeno en sus raíces.


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