ANTIPOLILLAS:
Para aprovecharte del poder antipolilla de la lavanda, no se te ocurra meter un ramillete tal cual en el armario, terminaría deshojándose entre las ropas. Hay dos maneras sencillas de evitar este problema:
BASTOS:
Corta flores de lavanda con los cabos bien largos. Límpialos de hojas y ata un ramo. Dobla los tallos para que las flores queden ocultas bajo ellos y vuelve a atar los cabos. Así evitarás que las flores se deshojen.
BOLSITAS:
Si quieres hacerlo aún más sencillo, llena pequeñas bolsitas de tela con flores y hojas de lavanda. Distribúyelas por armarios y cajones. (También puedes mezclarle otras aromáticas que tengas a mano, porque aunque no sean antipolillas aromatizarán tus ropas)
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